Si os cruzais conmigo estos días, me reconoceréis de lejos.
Como una pata, me voy balanceando por los senderos.
Aviso, porque algo que a mi me parece gracioso, no lo es para todo el mundo.
Estos días de lluvias y nieblas, son ideales para setas y para llenar los ojos de dorados y rojos.
Por ahora no recorro muchas distancias, más bien pocas.
Pero sendero que veo, allá que aparco y me interno, equipo fotográfico, cesta, muleta, mochila…
Imaginaos esa silueta emergiendo de la niebla…
Pues eso se encontró una señora que regresaba con una brazada de nabizas, la pobre ya se estaba encomendando a los santos.
Luego de las risas nerviosas y las disculpas, miró mi cesta como quien lleva vete a saber que porquería.
No le habrá parecido consistente mi carga de edulis y me endilgó un manojo de los suyos.
Así que hoy en casa, caldo, con nabizas, castañas de casa y hojas de otoño por la mesa.
No hay manjar que mejore esos aromas.
Buena jornada

 

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