Me despierto y no llueve, así que sin desayunar me pongo a llenar las macetas de la terraza con los bulbos que florecerán en primavera.
Cuando la última palada de compost cubre el último bulbo de iris, vuelve a llover.
Y corro a refugiarme.
Con un té en las manos y un trozo de tarta, me descubro con la mezcla maravillosa de olor a tierra y a libro nuevo.
Y el sábado ya tiene otro color, el del viaje, al pasado y al futuro. Otra manera de enriquecer éste día
— con Sofia Maul, Ana Sofia Paiva y Caxoto Cativo Díaz Valle.

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