Trajeron a la señora Manuela mucho después de medianoche. Su hija rodea la cama de un lado al otro intentando darle el yogur que le han dejado, si come algo ya va mejorando. Aunque a la hija lo que le preocupa es que su madre no hable.
-No es normal, en ella no es normal y va así ya casi dos días.
Ella va a su ritmo por la casa, pero viene a la mesa con nosotros, anda de un sitio al otro, tiene la cabeza mejor que yo, si hasta es ella la que me recuerda cosas que hay que hacer! Si ella está en silencio es que algo no va bien.
En medio de la penumbra se escucha como un trueno, es la voz de Manuela
-Xa non quero máis.
Y la hija respira aliviada.
Cuando por la mañana llegan los médicos, le hacen preguntas.
Recita todos sus nombres y apellidos, su aldea, la comarca y la provincia.
-Teño noventa e dous.
– Mamá usted tiene 91.
Pero ella reafirma:
– Noventa e dous!
-Vostede sabe donde está?
Pagaría por mirar así un día, esos ojos recitaron un rosario!!!
-Si, oh! No hospital!
-¿Pero sabe en que hospital?
-Ah, iso xa…colléronme dun sitio, despois para outro, e xa non sei. Non mo dixeron.
-Está no hospital ghrande!
-¿En palacio?
Me encantan estas palabras que atraviesan el tiempo, que hablan de días en que los labradores de la zona nombraban a Compostela como el sitio del Arzobipado.
Uno de los médicos le da un bolígrafo y le pregunta para que sirve.
La señora Manuela lo coge,lo mira largamente, mira todas esas batas blancas a su alrededor. El personal mediante gestos,comenta que su cabeza va lenta que hay que darle tiempo. Ella sonríe de lado y responde
-Para problemas…
Pregunta como está el día fuera, y que hora es, y pide que la peinen, que le suban la cama…
A medida que llega la familia, pide detalles de todo, de lo humano y de lo divino.
Cuando paso a su lado camino de ya no se que prueba, me pregunta de donde soy, abro una caja de Pandora. Hace mil preguntas, recuerda vecinos que por allá se fueron, ríe…
Pide para sentarse fuera de la cama, le dicen que aun es pronto.
Observa como recojo mis cosas y me dice que vaya un día a visitarla, me desea mil cosas buenas.
Mientras cruzo la puerta, escucho que dice su nieto
-Bueno abuela, é ahora que facemos?
-O de sempre neno, contamos contos,temos tempo!
Fotografía de Manuel García Castro «Magar»