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Tenía un monton de buzos de angora marrones y lilas, unas chalinas que querían enredarse mas lejos. Unas manos con caricias escondidas,una voz con historias guardadas.Una casa verde clara o celeste(?). Un portón que chirriaba.Una maceta a la que nada le duraba.Una sala con sillones de cretonas floreadas que habían cobijado sus sueños de largas tardes. Una hermana.Una madre. Una gata. Pantalones bombilla, una bicicleta, muchas carpetas, miles de libros.Un poco de verdin que no le dejaba subir hacia arriba la comisura de los labios. Zapatos planos. Labiales que vencian sin usarse. Perfumes que no sabían de caminos por el cuello.
Pero hace dos meses cerro esa puerta prestada.
Hace dos meses que se le abre tanto la boca que los ojos le brillan entre dos ranuras.
La mano se le pierde en otra.
La voz encontró un eco. Tiene macetas con tierra nueva. Ella misma es un nuevo territorio que se muestra radiante. Que registra su nuevo nombre.
Que abre sendas.
Que alegría, tengo una amiga feliz.

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