Fui a votar por la mañana, las calles de mi barrio, llenas de gente. Voté a conciencia, con ilusión y responsabilidad. Soñando con un país sin odios, igualitario y justo.
Al salir, una madre decía a su niña de unos 5 años, ahora le damos el voto al chico y sale un presidente. Pagaría por ver la cara de la niña mirando hacia la urna. Es bonito pensar que es magia, pero en realidad es el resultado de un derecho que debemos defender.
Luego en casa, recogí las primeras moras, los primeros tomates, berenjenas y pimientos. No es un buen año, falta agua, sobran nieblas y una hernia discal no va muy bien con arrancar malas hierbas. Pero hay que seguir sembrando. Que mañana no sea un día oscuro.

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