Llevaba tiempo queriendo regresar a San Pedro de Vilanova de Dozón, cerca de Lalín, Pontevedra.

La vez anterior la luz era pésima y de ésta, la cosa no mejoró demasiado.

Al aparcar delante de la iglesia nos recibió un enjambre de vecinos y vecinas cargados de escobas, desbrozadoras, forcas, fouciños y palas que con gran entusiasmo quitaban hierbas y plantas trepadoras.

Ésta iglesia monasterio es un ejemplo maravilloso de románico gallego.

Aunque ya no tiene el edificio correspondiente al monasterio, su conjunto es de una armonía pocas veces encontrada.

 

Desde la carretera lo primero que llama la atención es el ábside, con su cornisa de numerosos arcos pequeños y un rebanco dividido en tres pisos de aristas aboceladas y varias columnas, con aberturas de iluminación, destacando el ventanal central con una celosía formada por cinco vanos circulares  que reproducen una forma cruciforme. Sin cables, ya sería perfecto!

Destaca también la portada del muro septentrional, cobijada por un tejaroz sostenido por una cornisa de arquillos semejantes a los del alero. Consta de tres arquivoltas molduradas y apuntadas  sobre dos parejas de columnas con capiteles decorados, culminando el conjunto un tímpano presidido por una cruz en bajorrelieve.

Se sabe por una copia del acta fundacional, que doña Guntroda, viuda de Pelayo Martínez, es quien funda y dota de cuantiosos bienes  al monasterio que se construye en tierras de su propiedad y pasa a vivir allí con las benedictinas, siendo su primera abadesa. Y tal información es corroborada por una inscripción en latín en el muro del ábside, que dice:

EGO GUNTRO SUARII EDIFICAVI INSTUM MONASTERIUM STI PETRI EN ERA MCLXII
“Yo Guntroda Suárez fundé este Monasterio en honor de San Pedro en la era MCLXII”.
El monasterio vivió en prosperidad durante varios siglos, recibiendo el apoyo de varios reyes, nobles y obispos.
Llegando a tener en su momento de apogeo el control de numerosas iglesias, monasterios y bienes.
En el siglo XV se suprimieron los  monasterios  pequeños de monjas, por lo cual,  junto con el monasterio de San Pedro de Ansemil fue anexionado  al de San Paio de Antealtares. La iglesia pasó a ser controlada por el cercano monasterio de Oseira y las monjas de San Paio, recibían una pensión por el uso del templo, como sede parroquial. En el año 1835 con la desamortización de Mendizábal, quedó abandonado, y muchas de la piedras del monasterio fueron utilizadas por casa de la zona. Aun hoy se puede ver en alguna de ellas, piedras de borne factura y hasta un escudo.
…….
Tenía muchas ganas de ver el interior, así que luego de enterarnos que la llave está en una casa al final del sendero que sube, frente a la iglesia, allá que nos fuimos. Pero la señora Fidelina, andaba visitando a su hijo, así que mientras los vecinos repartían refrescos y bromas luego de ver terminado su trabajo de limpieza, decidimos seguir camino a Oseira.
A ver si la tercera vez, consigo entrar y fotografiar con un cielo bonito

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *