Que el cartel que te ponen al nacer puede marcar una vida, no se puede negar. Seguramente se habrán fijado la de veces que un nombre esta íntimamente ligado a un caracter, a un oficio, o a un destino.
Las señoritas Laura, Concepción, Josefina, Dolores o Gloria, suelen ser todas maestras.
Los Pacos y los Pepes o los Manolos (en Latinoamerica) suelen ser todos almaceneros o dueños de un bar.
Y las catequistas se llaman Delia o Genoveva o Francisca.
Los curas Ramon o Nicolás.
Yo creia que mi nombre era, hasta “casi bonito”. Incluso me gustaba la contradicción de llamarme Soledad,siendo una persona que siempre esta rodeada de gente y que en general arma tanto alboroto.
Pues la semana pasada, en dos de los sitios a los que fui a actuar, esperaban una señora mayor y que seguramente contaria historias bonitas, de dulce poesía y hasta algo culebrunescas.
No tengo la edad del sol. Segun mi papá, la unica vez que le pregunté por mi nombre, ya que mi madre me derivó a él, al culpable; me dijo: te llamas asi porque has dado sol a mi edad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *