Si hay algo que me da alegria, es descubrir un libro de esos que te provocan encantamiento. Me refiero a libros para niños. Como todos adoro las buenas historias, cuando van acompañadas de bellas ilustraciones. Creo que pocos libros pueden superar «El canto de las ballenas» de Dyan Sheldon. Es un libro que embeleza a niños y emociona a adultos.
Pero durante el fin de semana en Guadalajara, me encontre con un puesto de libros,de esos que hacen temblar las tarjetas de crédito.
Alli me encontre un «Alicia en el pais de las maravillas», de Editorial Kokinos,hermosísimo. Troquelado, lleno de rincones y laberintos,tantos que aun sigo descubriéndole cositas escondidas en cada recoveco. Tiene texturas diferentes y formas increíbles de sostener.
Lo llevé el otro día que conté en el Centro Cultural de A Trisca, en Santiago de Compostela, y los niños enmudecieron.
Es de esos libros que te llevan a épocas de libro tesoros, que transportábamos debajo del brazo con amoroso placer.
Se ha publicado también por el mismo artista «El mago de Oz».
Y aunque diferentes, no pude dejar de recordar, un libro grande, de historias chinas, que tenía ilustraciones cubiertas con papel de seda, que cargué por muchos años,bajo el brazo o en mi cartera escolar. Una de las historias,la del «Principe Blanco» era mi favorita. La ilustración donde el Principe encantado en un horrible figura, implora a la princesa que le bese para ser lo que era,estaba gastada. Me sabía de memoria hasta los pétalos de cada adelfa.
Ese libro me llenó de imagenes que mas tarde conté, por eso creo que todos debemos tener alguna vez un libro de esos que enamoran. De esos que te meten en un laberinto (como el de Alicia) y te sumergen en un mundo diferente. Da igual que uno despierte y vea que es un sueño. Lo que importa es soñar y despertar con ganas de sumergirse en otro y otro y otro…

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