Agua fresca

Durante el mes de noviembre el festival de Cineuropa nos permite ver esas peliculas que jamas llegan a las salas comerciales, es dificil pero si tienen oportunidad, no se pierdan «Water».
Enmarcada en la India colonial de 1938, con el trasfondo histórico del ascenso de Mahatma Gandhi al poder, la historia comienza cuando Chuyia, una niña de ocho años, se queda viuda y es enviada a una casa de acogida (ashram) donde las viudas hindúes deben pasar el resto de su vida renunciando a otros varones. Según la cultura hindú, deben purgar así el mal karma y los pecados del pasado que motivaron la muerte del esposo.La alternativa es casarse con el hermano menor del muerto o incinerarse con él.
El centro en el que la recluyen es pequeño y en él conviven catorce mujeres, con edades comprendidas entre los ocho y los ochenta años. Todas llevan saris blancos, sin ningún tipo de adorno, tienen las cabezas afeitadas y no pueden hablar con nadie a menos que antes se dirijan a ellas.
La vivaracha presencia de Chuyia afectará a la vida del resto de sus compañeras, incluyendo otra joven viuda que se enamorará de un seguidor del mensaje de Gandhi.
Deepa Mehta, la directora,nacida en 1950 en Amritsar (India), alterna el drama humano de cada uno de los personajes con el lirismo de una bella fotografía, músicas evocadoras y la esperanza permanente de que esas tragedias personales se reviertan en una nueva situación, caso de la amiga de Chuyia, Kalyiani, que se rebela e intenta emprender una nueva existencia junto a su pretendiente.
La directora hindú cierra la trilogía iniciada en 1996 con ‘Fuego’, prohibida entonces en su país por narrar la relación homosexual de dos concuñadas seguida de ‘Tierra’ (1999), situada en la India de los años treinta del siglo XX, y concluye ahora con ‘Water’, donde a través de uno de sus personajes, el hijo de una familia de casta elevada que ha estudiado Derecho en la metrópoli, simboliza el ansia de renovación y apertura que fraguó en el movimiento liderado por Gandhi.

La realizadora, por boca de uno de sus personajes, ataca también directamente los severos dogmas e imposiciones de unos textos sagrados interpretados de forma hipócrita en función de conveniencias personales e institucionales, en este último caso por motivos económicos, ya que la reclusión de las viudas les evitaba cargas presupuestarias.
Según datos oficiales, en la India aun viven 34 millones de “viudas”, en un estado de pobreza extrema, pero además humilladas hasta el grado de tener que prostituirse para poder comer, tratadas como verdaderos parias.
Sali con el estómago apretadito y los ojos húmedos.Y no debo ser la única, lean a Salman Rushdie