Para variar, llueve en Santiago. El taxista que me miró bastante por el espejo retrovisor, me advirtió que ya no habría verano,»es que no ha llovido en invierno» dijo. Por eso debe inundarse agosto. La sevillana se ha venido con una bandeja de pasteles. Los había de chocolate, de hojaldre y de manzana. Y por si hacía falta, pipas.Intercambiamos jerseys, nos medimos el trasero,la tripa y nos dedicamos al vicio. Vimos varios capítulos de «Sexo en Nueva York». Mi amiga cree que Carrie se viste divinamente. Yo quisiera ser Samantha, pero se que en el fondo me han formado para ser Charlotte. En lo que no hay discusión, es en que los zapatos son algo particularmente vivificantes. Te subes a 7 cm y te parece ver el mundo de otra manera. Al irse Begoña he revisado el zapatero. Nunca en la vida he tenido tantos pares. Cloe acompaña mis taconeos. Yo anhelo que a estas horas ya estes pisando el mismo húmedo suelo español que yo. Mis pasos no tienen firma, son de rebajas, pero mientras las gotas me empañan la ventana, haciendo que la Catedral se parezca a un cuadro impresionista, me parece vivir la misma sensación que debe tener una mujer, sobre unas «merceditas» Manolo Blahnik.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *