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Tim Burton sigue dándonos joyitas. Esta película que tiene la producción de los Cohen, otra garantía, es una buena caricia al corazón. Y para alguien que se sienta cuantacuentos mas. Tuve la sensación, en esa tarde solitaria de Madrid, que la lluvia que caía fuera se evaporaba, dando paso a todos, pero a todos, los cuentos que desde niña vienen germinando en esta cabeza mía. Un oasis de ternura, donde las palabras pueden poner magia en las cosas y a las gentes grises y cotidianas, transformándolas en mitología. No se la pierdan.

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