aurora_boreal_11.jpg
Creo que mi primer contacto con una expresión artística, además de los libros, fue el radioteatro. Había una compañía, llamada Aras, que se llevaba la palma.Estaba dirigida por un señor que tenía una tienda de ropa, allá por el barrio la Estación, que obviamente, dada su ubicación, se llamaba el Tren.
Conocedor, por mi padre, de mis tempranas inquietudes artísticas, me invitó a ir a la vieja y querida Radio 39, Radio La Voz de Paysandú, para participar en un capítulo.
Allí estaba René Vertié (seudónimo de un nombre más criollo) Gladis Obispo y un grupo de nombres históricos de la radiofonía sanducera.
La historia estaba en un punto álgido, el campo terminaba sus tareas temprano para reunirse a escuchar cada capítulo y en la ciudad, alrededor de las salitas de costura, las mujeres mayores tejían temblando y las chicas de oficina, escondían la portátil entre los papeles, mientras las maestras que retornaban a casa le pedían al del bus que subiera el volumen.
Me explicaron como funcionaban los diferentes aparatos de efectos especiales, una radiografía bien sacudida, era un trueno, una caja con pedregullo era el camino de piedras por donde caminaban unos zapatos que se arrastraban, una puerta pequeñita era un portazo si se le daba fuerte o un gozne rechinando si se le daba suave, papel celofán era la lluvia y frascos vacíos, el viento. Cuando acerqué mi boca al micrófono (uno igualito al que usaba Johnny Cash) temblé, pero la voz dijo claramente la frase.
Supe entonces que ese cosquilleo en las rodillas lo quería sentir siempre.

La radio siempre me ha parecido una caja mágica,Orson Wells dio una clase magistral de su poder, pero yo no tenía que ir tan lejos para verlo, recuerdo las tareas escolares que te enviaban en vacaciones a realizar,escuchando la radio, recuerdo a Estela Garmendía con sus programas de expresión musicales en Un programa Común,recuerdo las vacaciones en el campo,en Algorta,cerca de Guichon,todos alrededor del fuego en silencio, escuchando los cuentos de Lucio D´Alba,unos cuentos que te erizaban los pelos, con aquella voz, estilo Narciso Ibáñez Menta, tenían las mejores ambientaciones, tu imaginación.
Años mas tarde de la mano del Pancho Beloqui (eterno cantador de tangos, que en estos momentos le debe tener sorda la oreja a Tata Dios) empecé a contar cuentos en el ultimo café, a medianoche.Luego con el Milton Nan y finalmente mi programa en la 35, todas las tardes,”La casa disparatada”. Competíamos con la tele, pero ellos no podían con nuestra preciosa casa, imaginada de tantas maneras diferentes por cada oyente.
Hoy predominan las FM,los hilos musicales, vamos perdiendo el hábito de oír personas debatiendo,hablando,contando al estilo Pechito Brum,García Dantaz y el querido Pacho Benítez, sobre libros, conciertos o política. Trasmitiéndonos en vivo y en directo, el mundo.

Por Manuel me entero que en Finlandia este jueves, se verá la aurora boreal, sobre las diez de la noche. Han invitado a todos los habitantes a apagar sus luces y mirar al cielo, el ayuntamiento apagará las luces de la capital y por la radio un locutor trasmitirá explicando, la maravilla celestial.
El resto del mundo, no tiene auroras boreales, pero tenemos maravillas dignas de ser vistas y escuchadas, ojalá pudiéramos, aunque sea un día al año, apagar todo y dedicarnos a escuchar, esas voces que forman nuestro patrimonio cultural y dejar que sin moverse de su micrófono ellos y de nuestro sofá nosotros, nos lleven a viajar por el mundo.
¿Es mucho pedir, un rato para escuchar?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *