Ha sido una semana algo rarilla,la pasada. Comenzó con un catarrazo de novela, que mi niño aplacó yendo por los montes a buscarme eucaliptos y haciéndome unos vahos de “abuela” que me devolvieron la voz.
Es que el lunes tenía función en Zaragoza, en las Fiestas del Pilar, así que de cama, nada.
Cómo en muchos sitios de este mundo, al llegar siempre me esperan buenos amigos. Pero esta vez hubo una ausencia.
Saben, esas personas que en nuestra vida son dos pero parecen una? Milton y Cristina, Pacho y Perla, Mario y Maricruz…Tomás y Marta.
Siempre estaban en cualquier actuación que hiciera por Aragón, allá aparecían en su coche de hace unos años, sonrientes y de brazos abiertos, actuales funcionarios, sobrevivían a la rutina con el recuerdo de mas de 20 años de teatro “amateur”. Las rutas que hoy recorro, fueron transitadas por ellos mil veces y generoso compartían sus conocimientos. Verlos por la fila 4,en ese momento en que la penumbra se aclara y aparecen los rostros, era casi un talismán.
Pero este lunes, Tomas envió una disculpa, Marta estaba enferma,”quédate tranquila Sole, que lo peor ya ha pasado, a la próxima no faltamos”
Un retorno complicado, porque santa iberia no me encontró en sus listas, complicó el martes y demoraron la llamada para saber de ella. Correr de Barajas a RENFE,con un metro que te deja una estación antes, porque para variar Madrid esta en obras, correr porque no había mas trenes ese día y por teléfono no reservaban porque faltaban menos de cuatro horas para la salida, autobús mediante sorteé las obras que amenazan derrumbar las Kio (creo yo, por lo hondo que cavan) y corrí por la estación hasta una eterna cola bajo el cartel “salidas para hoy” .Un desasosiego me acompañaba todo el tiempo, lo atribuí a las prisas y agobios, pero cuando ya en calma me senté en el tren, allí siguió. A la mañana siguiente, llamé a Tomas, no estaba, no estaría por varios días, Marta había fallecido. Su cáncer había triunfado.No puedo decirles la impotencia, la rabia y el dolor que sentía. Aun hoy una nube se me planta delante.
Espero querida Marta que allí donde estés, haya un teatro muy bonito, para que lo llenes con tu risa, aunque conociéndote, si no lo hay seguro que lo haces.

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