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De regreso en casa!
Han sido nueve días de Festival. Tengo tantas cosas para contar, que no se muy bien si lo haré en el orden correcto. Pero tal como lo siento, alli van.
Me he enamorado de las Islas canarias, y de la gente y de los sabores y de los olores y de los colores y… de todo.
Cada una tiene su personalidad, sus diferencias, y cada una te atrapa con algo.
Sorprende la gama de colores. Estas tierras volcánicas, hacen que sus playas sean de un ocre suave a un negro violento, pasando por toda la gama de naranjas y rojos. Las aguas verde esmeralda, ponen el marco final. Tuvimos la mala suerte de que hiciera mucho frio (algo muy raro por alli) Casi todos los participantes pillamos gripes y resfriados, pero a la hora de las contadas, las gargantas respondían.
Estaba Angelo Torres de Sao Tomé y Príncipe, Victoria Gullón de Zamora, Martha Escudero de Mexico, que vino con su músico Pepe Lladó, un catalán encantador, Nicolas Buenaventura y su chelista Sandra Sanchez desde Colombia y Paris,Arnau Vilardevó desde Barcelona, Rubén Martinez de Venezuela,Grupo Imprebis de Valencia que tenía a Claudia de Angola, Gorzy de Guinea, Jose de Cuba y David de Madrid, Antonio Lopez (el local) y esta uruguaya. Ademas de un pequeño ejército de personas que hicieron que todo rodara perfectamente, liderados por Antonio Lozano y apuntalados por Mari Carmen, Bibi, Helena, Clari y mas amigos que ahora se me vuelan sus nombres, pero que quedan en mi corazón.
La sede esta en Agüimes (Las Palmas) y desde alli, partíamos todos los días a una isla diferente.
El pueblo es una monada, ademas de que sus casas tienen todo el aire de una ciudad de latinoamérica, con sus colores y sus ventanas, tiene distribuidas de forma magnifica, una serie de estatuas de personajes cotidianos. Vas por cualquier rincón y te encuentras con una pareja de enamorados, un camello, un burro, una chelista que tiene música, una mendiga, una princesa guanche (indígenas del lugar, ya extinguidos) Un constante guiño a la belleza.
El Barranco de Guayadeque, impresiona y sus casas en la roca atraen las miradas curiosas de cientos de turistas que deambulan por los patios familiares llenos de cactus y laurisilvas.
Y al llegar arriba, vino, papas arrugadas con mojo picón, queso de cabra y buenos amigos. A que es bueno vivir!
