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Día de regreso desde Ibiza, día de puesta en escena de las nuevas medidas de seguridad en todos los aeropuertos.
En mano solo 100 ml de cualquier tipo de líquido. Así que tocó meter en la maleta a facturar, un par de vinos, perfume, espuma del pelo, gel y champus.No porque yo sea listilla, simplemente porque el jueves antes de partir llamé a Iberia, así que ya sabía lo que tenía que hacer.
La sorpresa llega, cuando te enteras que tampoco puedes llevar miel, cremas de mano o cara, rimmel, pasta de dientes, dulce de membrillo (¿?) ,medicinas y cualquier líquido viscoso.
Amén de sacarte el cinturón, (os recomiendo llevar pantalones que no se te caigan) me hicieron sacar las botas,el ordenador del maletín, la cámara de su funda y a mis compañeros, sus violines de los estuches, el acordeón de su caja.Imaginen la situación, todos tratando de sostenernos la ropa, de juntar las monedas que se te escapan, de tirar los botellines de agua,de ver como tratan tus cosas y que no se mezclen con bandejas similares de otras personas.
Además una encuesta del aeropuerto para conocer tu opinión y micros de prensa para contar vivencias.
Retrasos, pérdida de conexiones y de maletas. He llegado yo, pero mi ropa no.
Que quieren que les diga? Que hay que hacerse de paciencia, de tiempo extra y de mucha imaginación.
Imaginación para que la combinación de Kenzo, con licor del polo, nivea y espuma de rizos produzca una explosión que haga peligrar un aeropuerto.
Además hay que comprar frasquitos guay, porque como tienes que meter todo en bolsas de plástico, todo el mundo se entera de lo que llevas.
Yo invito a Custo, a la Agatha Ruiz, a Dolce&Gabbana o a quien quiera forrarse, para que diseñen unos recipientes, que entre todos no carguen mas del litro permitido y que entre en una bolsa de 20 por 20 cm.
Así con alegría y color (transparente) aplacamos la paranoia en la que estamos cayendo.
Me lo tomo con calma, esperando que de verdad sea por nuestra seguridad, pero lo único que logramos hasta ahora, mucho me temo, es un clima de desconfianza hacia el otro, de desquicio, de nervios, de agresión.
La violencia la estamos pasando los que por placer o trabajo tenemos que coger aviones, atravesando aeropuertos con bolsas donde va nuestra vida en exhibición,en escaparate.Con ropas que hacen pitar todas las alarmas y pasar por las manos de un guardia que te palpa conciensudamente.Dejando en bandejas tus monedas,teléfonos,anillos,cinturones,zapatos.
Basta ya! ¿Lo próximo que será,que viajemos todos de ropa de algodón gris, sin botones ni hebillas?
O que no viajemos los que portamos o tenemos aspecto peligroso, es decir, los gordos, los negros, los moros, los altos, los bajos, los de ojos azules, los que caminan inclinados,o tiesos.
Hay que parar toda esta paranoia pronto.

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