Robert Smith de The Cure es un copión. De su concierto solo puedo hablar maravillas. Me lo pasé estupendamente, al igual que los treinta mil que nos bebíamos toda la cerveza (algunos mas que otros) de Galicia.
Pero es un copión.
Me gustó mucho el ambiente, tantos góticos juntos, que aun los que nos damos de abiertos mirábamos con pueblerino asombro y solapada admiración. Dato anecdótico, pese a la mala fama que tienen, tanto, que se habían doblado las medidas de seguridad, fue la noche que menos intervenciones tuvo la policia y Cruz Roja.Había un chico vestido igual al malo-malísimo del Quinto elemento, otro de faldas con cadenas hasta el suelo con una camiseta por donde asomaban sus pezones estirados por el peso de dos calaveras, mucho rimmel en chicos y chicas, mucha ojera y mucho chocolate, y muchisima buena onda. Se bailaba, se saltaba y pisotón mediante, se pedía disculpas. La mala educación solo la vi al día siguiente,con los jovencitos seudo guay que no se movían un ápice marcando terreno y haciéndose los machitos si intentabas pasar por su lado.
Pero Smith es un copión y eso que me enamoró deslizándose por el escenario, con cara de «yonofui» ,con la ternura nadando en el fondo de sus ojeras negras, con los dedos trémulos en la cara, pero firmes en la cuarta. Me enamoró tanto que hasta le perdono que me copie, sacando en escena un cámara de fotos y se quede con todas nuestras caras, arrobadas, mirando para él. Claro que yo, saco mis públicos en esta bitácora y él no, ¿o si?

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