Asi siento que pasan los días, volando. Hoy estoy en Nerja, acaba de terminar la función en Frigiliana. Pero sigo teniendo la sensación de incredulidad a flor de piel. Se que el avión hace milagros, pero sigue siendo raro, que ayer estaba bajo una tempestad de nieve en el Pais Vasco, el viernes en un ventoso Aragón, el jueves en Vilaviciosa, rodeada de crios y el miércoles en Libertad 8.
Y que ahora la cazadora haya quedado en el hotel mientras disfruto de como el sol tiñe el Mediterraneo.
Pero del trabajo ya les contaré luego, con fotos y demas. Hoy siento que debo y quiero hablar de lo que siento.
Estuve el fin de semana con un viejo y querido amigo. Las horas se hicieron eternas de conversaciones bajitas, de recuerdos y de repasos, de risas tontas y de sueños nuevos.
Lo mejor, ver como poco a poco le ha vuelto la sonrisa, como las arruguitas de sus ojos, ya no son de enojo o pena.
Ha iniciado un camino nuevo y el radical cambio le da como una luz nueva.
Caminamos bajo la lluvia por el Cantábrico. Secamos nuestras manos en la chimenea, mientras la montaña desaparecía tras los copos de nieve y los cuentos, los sabidos nos emocionaron una vez mas.
Que suerte que la vida le ha dado una oportunidad y que suerte que el tuvo ojos para verla.

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