celanova-12-2004 063.jpg

Una semana por Extremadura, Cáceres, Trujillo, Plasencia, Garganta la Olla, Jarandilla, Cáparra, todos sitios de donde habría muchas cosas para contar, pero donde de verdad sentí que el corazón se me quedaba pequeño para tanta emoción, fue en El Monfragüe.
Es el parque más bonito donde he estado. La vida palpitaba a cada paso. Cientos de pájaros, de diferentes colores se atravesaron entre mis pasos. Hasta hubo osados que se pasearon al lado de mi manga al sol.
Ver a los ciervos entre las hojas, los buitres, las águilas imperiales, las garzas, las grullas, las cigüeñas…
Una explosión de sensaciones en medio del silencio. El tum-tum de mi corazón y el aire a pleno pulmón. La planta de mis pies esquivaba semillas y líquenes, musgos y hojas, porque debajo de cada uno había vida.
Temprano, la niebla nos llenó de misterio el entorno y poco a poco el Jerte apareció y como en una gran sinfonía, la naturaleza se puso de estreno para nosotros. Aun siento en la nariz la fiesta de olores, aun en mis retinas, danzan los árboles y gritan, gruñen, pían, los dueños del sitio, esos dueños que generoso nos dejaron pasar, para sentir por unas horas, que el mundo giraba en la dirección que debe.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *