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Varios de mis maestros de pedagogía y de teatro se fueron al exilio en Ecuador y este pintor, llegó a vender sus cuadros por comida o billetes para salvar a mucha gente. El primer cuadro suyo lo vi en casa de mi adorada Elsa, el segundo, años mas tarde, en casa de una mujer que lo había amado cobardemente. Esto dice Neruda de él.
«Oswaldo Guayasamín, ecuatoriano universal cuya obra trasciende todas las fronteras mostrando al mundo el drama de la vida, plasmando en el lienzo y las formas la angustia de los personajes de una América nuestra que lucha por crecer y sobrevivir.
Nacido en Quito el 6 de julio de 1919, de padre indio y madre mestiza, orgulloso de sus raíces, crea, afianzado sobre las mismas, un retrato de la realidad social y humana actual como denuncia del presente en que vivimos.
Avergüenza al mundo con su obra retratando nuestros crímenes, dibujando la angustia y denunciando la injusticia de una sociedad enajenada de sus raíces y de sus propios miembros.
Tan temprano como a los 8 años de edad su espíritu empieza a manifestarse en el trazo, mostrando su pasión artística al tiempo que pasa por varios colegios, donde tiene problemas por sus caricaturas de maestros y compañeros de clase.

En 1944 y 1945 parte con dos amigos a descubrir su continente, América del Sur, visitando Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay y Brasil, dando lugar a una serie de cuadros impactantes que llamó «Huacayñán» o «el camino de las lágrimas» en lengua quechua.

Los conflictos bélicos, la opresión política y la injusticia social lo llevaron ya en los sesenta a «La Edad de la Ira», con una serie de exposiciones alrededor de Europa y América, sacudiendo la consciencia del público, desde Roma hasta Santiago de Chile, desde Praga hasta México, en Madrid y San Francisco.
Con los años y la madurez, su espíritu de rebelión y denuncia, pasión y angustia, mantiene la misma fuerza en su expresión, pero abriendo cada vez más la ventana, la puerta de «la ternura».
Y al acercarse el fin de siglo, el artista continua evolucionando y creando, ya que como él mismo dice…
Hay quien nace viejo y muere de lo mismo, sin enterarse siquiera de su paso por la vida. Hay quien nace y muere joven, eternamente joven, renovador y creativo.»

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