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Hacía un frio que cortaba las manos y hacía doler la respiración,pero la sensación no era mala.Por debajo del abrigo,la piel estaba envuelta por un jersey suave y tibio.En mi hombro pesaba mi bolso y su mano.En ese peso que equilibra desequilibrando el paso para acompasarlo al otro bajando escalones irregulares de piedras históricas. Alla abajo como un belén,Cuenca.Mas lejos aun van quedando los días que me dejan en silencio.Estoy volviendo,poco a poco.Hay tanto para contar,que tal vez deba callarlo.Viajar al pasado que sigue siendo presente,agota. Pero tenue,como las lucecitas de la ladera,me estoy encendiendo

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