Al ladrón, al ladrón! O ladrona…
¿Que me han robado? Una ilusión. Mejor dicho, una cesta con poinsettias. Qué o qué?
Pues verán, soy de naturaleza optimista, en cuanto a la condición del ser humano. Y se me ocurrió la semana pasada, que el portal de mi edificio, portal que comparto con 30 familias más, estaba muy soso por ser navidades y allá que me fui al trastero y cogí una mesa roja del Ikea y una cesta de esas de cuando se regalaban cestas de Navidad y compré tres macetas con flores, una estrella, una cinta muy mona, una pegatina y armé un pequeño rincón para dar algo de alegría a la entrada.
Esperé una hora a que muchos de los vecinos que entraban o salían me dieran su permiso y por si alguien me quedaba, escribí una nota que rezaba que si molestaba a alguien por favor que timbrara en mi puerta que lo quitaba rauda y veloz.
Recibí palabras bonitas, una nota de agradecimiento en un posit, otras por aquí por facebook y hasta bromeamos con algunos vecinos que para el año hacía un taller con los niños que hay en el portal y hacíamos un arbolito entre todos, que que falta hace que nos conozcamos un poco más, que que pena de vida, todo el día a correr y ni sabemos nada de las personas conque convivimos, etc etc.
Mi preocupación era si se marchitaban las plantas, si encontraría más para reponer, o si ofendería a alguien, como regarlas los días que no estuviera…
Ésta mañana al irme a contar historias al Instituto de Vilalonga, me encontré con una vecina que me dijo:- que alegría da pasar por el portal ahora! y feliz como una perdiz cogí el coche y me fui a trabajar.
Grande mi sorpresa al volver y ver que la cesta y la nota, ya no estaban.
Lo primero que pensé fue «merde» alguien se ha molestado, y me metí al ascensor pensando una disculpa y aguardando ver en mi puerta la cesta. Pues no, se la han llevado.
Y lo que duele, no es el dinero de las flores, lo que duele, es el egoísmo de alguien que le ha dado igual la alegría colectiva.
No puedo evitar pensar en como se comportaría esta persona en una situación de tener que compartir algo verdaderamente importante.
Quiero creer, y viva mi espíritu irreductible! que los demás habitantes del portal, mantendrán el espíritu navideño, aunque ya no estén las flores.
Porque como dice el cuento «Mi secreto es muy simple: no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos.»
Ilustra Duy Huynh

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