Se acuerdan de aquel mapa del mundo de antes de Colón, donde el planeta era plano y estaba sostenido por un elefante?
El elefante soy yo.
Por lo menos mi espalda hoy tiene esa sensación.
Salí ayer a las 5 de la mañana de casa para coger un vuelo a Madrid, de alli un bus a Pamplona, las Quijote (ya sabeis que la confianza hace que cada espectáculo sea rebautizado internamente) tenían trabajo a las 8, de alli cena en casa de Pilar con sus adorables hijas Raquel (que vio el primer tulipán florecido en el balcón) y Sofía que carga tantas cosas a su espalda que le pedirá al profesor que le pague el fisioterapeuta, mantenerse despiertas hasta la 1,30, llegar a la estación de autobuses para encontrarla cerrada (es para evitar un acto tan «peligroso» como que los pobres y los inmigrantes duerman dentro en el invierno gélido de Pamplona)
De alli a Madrid, sin dormir porque algunos viajeros estaban «alegres». Vuelo a Santiago, diez minutos antes de llegar, en el aire, nos comunican que tenemos un desperfecto hidráulico que no afecta la seguridad del avión y que regresamos a Madrid porque en Galicia no hay el mecánico que solucione eso.
¡A diez minutos de Santiago!
Para atras, paseo por el aeropuerto, adios a mis dos horas de sueño en una cama, otro avión. Al llegar al aeropuerto, no hay taxis que me lleven a casa, llega el bus. Corro, me ducho, cambio de vestuario en la maleta y para Coruña porque a la tarde tocan cuentos en la Biblioteca de Ria Leda.
No puedo mas. Acabo de llegar, quiero un baño, pijama y zapatillas, un vaso de leche con colacao y madalenas martinez y que tu no estes en Nueva York a miles de km, sino que me rasques la espalda asi me duermo tranquila.Mañana os enseño las fotos de los peques de hoy. Buenas noches!