Con buena tanguez rioplatense, de pequeña cantaba, una canción muy triste de un espantapájaros que lloraba por una pena muy grande, «mi cuerpo es todo de paja yo no tengo corazón». Era de esas canciones que tienen un tono que no es el de tu voz, asi que cuando la cantabas tenías la sensación de un carraspeo profundo, de un ahogo.
Hay días que me siento espantapájaros, y gruño y me lleno de tanguez y la melancolía no me deja ver mis campos sembrados…
Pero entonces llegan tus pájaros y me trinan y me revolotean y me cogen de las mangas y me sacan a volar por mis girasoles.Y entonces comprendo que a veces está bien ser de paja, para anidarte.

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