Desde que llegué a Galicia, muchas cosas me llamaron la atención, pero por sobre todo, las Fiestas de Exaltación.
Todos los domingos veía en la prensa las fotos de opulento/as señore/as en largas mesas, con la mandíbula ágil frente a innumerables platos.
Los titulares hablaban de la Exaltación del pulpo, del albariño, de la patata, del grelo, del lacón…
Así que ya puestos me dije (y dije a mi Manué): Hay que ver una fiesta de estas. Y ni cortos ni perezosos nos fuimos este domingo a Lalín, a la Fiesta del Cocido.
La flor y nata del politiqueo gallego estaban allí, seguramente de segundo plato tendrían otro “cocido” muy especial. Las calles a reventar, miles de personas en las aceras aplaudían el paso de comparsas, gaitas y carrozas.
Luego a degustar al homenajeado del día.
Bandejas con garbanzos, chorizos, grelos, patacas, cerdo (morro, oreja y cachola) ternera, lacón, pollo… y a repetir por el mismo precio.
Todo regado con un buen mencía y endulzado al final con filloas, leche frita, queso y membrillo y tarta de Santiago.
Menos mal que cerca esta la Fervenza de Toxa para pasear bajando todo eso con buen paisaje.
Ya he comprendido el termino exaltar