En el comienzo de los tiempos existieron dos gigantes; el irlandés Finn MacCool y el escocés Benandonner.
Pese a no conocerse, existía entre ellos una rivalidad inmensa.
Un día Finn harto de los insultos y burlas que le llegaban desde el otro lado del mar, decidió construir una calzada, para, por fin, enfrentarse a su enemigo y demostrar quién era el más fuerte.
Fue cogiendo las extraordinarias rocas que le rodeaban y durante varios días y noches, las arrojó al mar hasta que las costas irlandesas y escocesas quedaron unidas.
Cuando el camino estuvo listo, el gigante MacCool cruzó el mar, pero Bernadonner era mucho más grande que él. Asustado, regresó a Irlanda antes de ser visto.
Le contó a Oonagh, su mujer, lo que había hecho, pero ya era tarde, el gigante escocés venía a gran velocidad por la calzada recién construída.
Oonagh urdió una estratagema para evitar la contienda; disfrazó a su marido de bebé y lo metió en una cuna. A la llegada de Bernadonner, Oonagh le invitó a pasar a su casa.
Le ofreció una taza de té y le agasajó en voz baja, rogándole que hiciera otro tanto para no despertar al bebé, al hijo de Finn.
Cuando Bernadonner vio las inmensas proporciones del bebé, imaginó como sería el padre y escapó a todo correr destruyendo a su paso la calzada que construyera su enemigo.
Hoy en día solo quedan el inicio y el final del lado irlandés y del lado escocés.
Recorriendo el norte de Irlanda, cumplimos con la cita obligada de visitar La Calzada del Gigante.


Al llegar, una romería gigante de autobuses y coches. Por ser una zona protegida, al día «solo» pueden entrar 5000 personas.
Nuestra entrada nos la vende un gallego seguidor del blog 🙂
Comenzamos el recorrido en el centro de interpretación, donde además de la leyenda conocemos la explicación científica de semejante maravilla.
Hace aproximadamente 60 millones de años el enfriamiento rapido de la lava de una caldera volcánica originó la formación de unas 40.000 columnas de basalto de forma hexagonal que hoy recorren esta región de la costa norte irlandesa. Las columnas se forman cuando las chimeneas volcánicas de lava se enfrían muy rápidamente, en volcanes que dejan de estar activos. Lo inusual de estas columnas en comparación con las del resto de volcanes inactivos, es que el enfriamiento es muy rápido.
La roca que se forma de este proceso es el basalto. Es una roca cristalina, que es la responsable de formar las columnas geométricas. Los cristales forman estructuras perfectas como hexágonos o pentágonos para ahorrar volumen, de forma similar a cómo lo hacen las abejas en una colmena.


Y como una colmena está toda la Calzada, la gente pulula de un lado al otro, saltan, trepan por las columnas, hacen el bobo se hacen selfies con EL MAR DE FONDO!!! en vez de fotografiarse con algo que es casi único. En fin, decido respirar, ponerme las orejeras mentales y disfrutar.
En éste caso, me fue imposible hacer fotos sin gente, así que decidí aprovecharme de ellos para poder contar el lugar.


Por suerte la gente es comodona y la Calzada sigue a lo largo de mas km.
A poco de pasar la Bota de Finn, la gente disminuye drásticamente. Y ahí comienza el disfrute.

Y algo de cabreo, ya que descubrimos que hay rutas de senderismo que llegan desde el otro lado, donde hay un parking gratuito y puedes disfrutar de unas vistas espectaculares 🙂


“Chimeneas”.
Éstas son chimeneas volcánicas que se enfriaron más lentamente, y que por tanto, no tienen la forma geométrica perfecta de sus hermanas que se enfriaron rápidamente.

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